lunes, 4 de enero de 2016

Se le hizo tarde a Carlos


Carlos la ve todos los días en aquella clase de literatura. Intenta no mirarla, pero es imposible no mirar lo irresistible que se ve cuando lee, cuando muerde sus labios mientras se concentra, o como se expresa con tanta elegancia y fluidez.

-Ando últimamente desconcentrado en esa clase.-le cuenta a su amigo-.

-¿Por qué? Esa clase yo la tomé con ese profesor, y es interesante...

-Es por Patricia, una compañera de esa clase. No puedo dejar de mirarla...me desconcentra. Voy a ver si le hablo.

-Ah, ya entiendo. Pues, me cuentas luego como te fue.

Llega el otro día...

-¿Y que pasó ayer? ¿Lograste hablarle?

-No, no pude.

-Ah, qué pena, yo que estaba celebrando.

-Sí, es que mis nervios me traicionaron. Además, tenía examen. Voy a ver si logro hablarle hoy más tarde.

Llega la tarde, no puede lograrlo. El otro día tampoco pudo, ella estaba con sus amigas.
Y así estuvo por tres semanas, hasta que por fin se viste de valentía, pero no la encuentra por ninguna parte de aquella universidad. El otro día tampoco la ve. Hasta que se entera que se transfirió a otra universidad.

Carlos se sorprende, se apena y entristece por haber perdido tantas oportunidades, pero decide pasar página y no pensar en ella.

Esa misma tarde se encuentra a su amigo quien anda distraído texteando y sonriéndole a su celular.

-Andas perdido últimamente...-le dice a su amigo mientras se sienta a su lado-.

-Sí, lo siento, es que con los estudios, el trabajo y mi novia no he tenido tiempo de salir con mis amistades.-contesta el amigo quien no miraba a los ojos a Carlos-.

-Te entiendo. Oye, ¿y cómo se llama tu novia?

-Se llama Patricia, la conocí en nuestra universidad antes de que se transfiriera.

...



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